A poco de la elección provincial que tiene muy nervioso a Alfredo Cornejo, por la limitada diferencia que le saca a su contrincante de La Unión Mendocina, Omar de Marchi, se conocieron novedades que incrementan el enojo del candidato de Cambia Mendoza con el apático gobernador Rodolfo Suarez. Y todo tiene que ver con la próxima y última licitación que firmará esta gestión en retirada: la de Potasio Río Colorado, que tiene como protagonistas al propio e inefable Suarez y al escurridizo ministro de Economía Enrique Vaquié.
El mundo empresarial ya excluye la posibilidad de que la Minera Aguilar gane la licitación para Potasio Río Colorado, que en teoría y como ya se dijo sería el último gran anuncio durante esta administración hasta el final de su mandato.
La minera Aguilar fue adquirida en enero de 2022 por el omnipresente José Luis Manzano y, en colaboración con inversores brasileños, es probable que se haga cargo de la explotación de las salinas en Malargüe.
Los interesados en el desarrollo de este emprendimiento ya no se preguntan quién obtendrá la concesión minera, sino qué uso se le dará. Entre las numerosas incógnitas que rodean este tema, una de ellas es qué empresa estaría dispuesta a invertir en la Argentina en la situación actual.
En respuesta a estas dudas, adlátares de Suarez sostienen que los inversores brasileños que respaldan a Manzano son importadores de sales de potasio y, por lo tanto, están interesados en invertir para abastecerse a sí mismos.
Sin embargo, el negocio tal como está planteado también conlleva riesgos. Es decir, si efectivamente la entidad que obtenga la concesión se dedicará a la inversión y producción, o si, como ha ocurrido en asignaciones anteriores en la industria petrolera y con uno de los mismos actores, su objetivo es simplemente realizar un negocio inmobiliario.